Transiciones Democráticas

A finales de la década de los noventa, la democracia en Venezuela era una de las más longevas en América Latina, pero presentaba importantes síntomas de agotamiento y desinstitucionalización. A partir de la victoria electoral de Hugo Chávez en 1998, y la instauración de la llamada “Revolución Bolivariana”, la democracia representativa que vivió el país entre 1958 y 1999 fue progresivamente sustituida por un régimen híbrido, es decir, un sistema político en el que coexisten algunos principios y prácticas democráticas con acciones y orientaciones autoritarias. Tras la muerte de Chávez y con ello la pérdida de las ventajas competitivas (liderazgo carismático y abundancia de recursos que permitieron la conformación y mantenimiento de una red clientelar masiva que alcanzó a unos seis millones de personas) que permitieron la legitimación electoral del régimen durante dieciséis años, el sistema político venezolano avanza hacia un proceso de burocratización, que ha ido mutando desde un autoritarismo competitivo hacía uno hegemónico en el que se limita cada vez más el debate público y la participación política, al tiempo que se concentra el poder en las manos del Partidos Socialista Unido de Venezuela y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.